De un capricho juvenil a destacarse entre los mejores
- Camilo Yepes
Ser uno de los mejores puntajes de Saber Pro en el país es un lujo que muy pocos se pueden dar, y más cuando el amor por el estudio es infinito. Así es el caso de Daniel Alejandro Ramírez Pérez, un muy joven contador público graduado de la Universidad de Ibagué.
Ramírez Pérez, nacido en Ibagué hace 21 años, fue uno de los destacados en La Noche de los Mejores 2020, evento que cada año celebra el Ministerio de Educación como homenaje a quienes alcanzan altos puntajes en este examen, esta vez, el efectuado en 2019.
(¿Recuerdas a José Manuel?: Uno de los mejores Saber Pro lleva la electrónica en su sangre)
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"Al inicio -confiesa- no sabía cómo interpretar los resultados y me decían que estaba en un puntaje normal, pero luego me felicitaron, porque en la comparación con percentiles, aparecía entre el 1% de los puntajes", recuerda.
Lo atribuye a la constancia desde el inicio de su carrera, que decidió cursar luego de que, por no alejarse de su grupo de amigos, escogiera el énfasis contable en el colegio Carlos Lleras Restrepo, en el barrio El Salado, del que salió como uno de los mejores puntajes del Icfes.
Tras convencerse de que los números y las cuentas eran lo suyo, ingresó a Unibagué a estudiar Contaduría Pública, porque, según relata, "vi que el Programa estaba acreditado de Alta Calidad y entré super motivado".
Un camino en ascenso
Su historia no es la de un estudiante promedio. En su radar no estuvo solo lo contable, sino también el arte, pues participó en el grupo de danza folclórica de la Universidad y en grupos de investigación. Además, recuerda la Matrícula de honor recibida en uno de los primeros semestres.
(Lee también: Dos premios recibió Unibagué en La noche de los Mejores)
También, su primer trabajo como asistente contable, con la profesora Angie Carolina Díaz. "Ahí me di cuenta de que el ámbito tributario es bastante amplio y es indispensable en todas las empresas. Me pareció interesante".
La pandemia lo tomó por sorpresa. Ya había viajado a Murillo a desarrollar, en una pequeña corporación turística, su semestre de Paz y Región, que debió culminar desde casa, en Ibagué. Ahora, mientras espera su tarjeta profesional, se desempeña en Cotrautol, como auxiliar contable.
Todo lo vivido le deja un gran balance:
Su historia no es la de un estudiante promedio. En su radar no estuvo solo lo contable, sino también el arte, pues participó en el grupo de danza folclórica de la Universidad y en grupos de investigación. Además, recuerda la Matrícula de honor recibida en uno de los primeros semestres.
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También, su primer trabajo como asistente contable, con la profesora Angie Carolina Díaz. "Ahí me di cuenta de que el ámbito tributario es bastante amplio y es indispensable en todas las empresas. Me pareció interesante".
La pandemia lo tomó por sorpresa. Ya había viajado a Murillo a desarrollar, en una pequeña corporación turística, su semestre de Paz y Región, que debió culminar desde casa, en Ibagué. Ahora, mientras espera su tarjeta profesional, se desempeña en Cotrautol, como auxiliar contable.
Todo lo vivido le deja un gran balance:
Pienso que mi paso por la Universidad fue bastante gratificante; desde el principio traté de dar lo mejor, siempre recibí apoyo de los profesores y encontré muy buenos amigos y compañeros".